PINTURAS DEL CAMINO

Como huellas que nuestros pasos dejan en algún camino, las pinturas son la misteriosa grafía que deja nuestro andar en el camino de vivir.

Andando, intuyendo y aprendiendo casi al acaso, iniciamos procesos que nunca sabemos cuando comenzaron; sólo sabemos que en algún momento se convierten en una pintura. 

A veces son recuerdos, otras, convicciones; en ocasiones son sueños, o sucesos tan felices como desdichados. Pueden ser charlas, lecturas, o la escena de alguna película. Lo cierto es que nunca sabemos donde nos están esperando las próximas pinturas… pero ahí están, por todas partes (porque en todas partes habita la magia). Depende de nuestra mirada atenta descubrirlas, y de nuestro oficio poder compartir esas apariciones con los demás.

La tenue capa que materialmente constituye una pintura, es ni más ni menos que la superficie de contacto entre un pintor, su lugar y su tiempo, y sólo merece llamarse arte si otros pueden reconocerse en ella, encontrando allí sentidos que no podrían ser dichos de otro modo.

Caminando la vida y la pintura (cada vez me cuesta más diferenciarlas), di con estas obras que comparto aquí, con la única ilusión que sean para quien las encuentre, como esas flores silvestres, que anónima y modestamente aroman desde el costado de un camino.